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Fue trujillo un Monstruo?

Al crecer en la República Dominicana aprendes tres cosas que están incrustadas en el ADN dominicano. Béisbol, Política y Merengue.

Como un joven que creció allí, durante los últimos 61 años ha habido una narrativa establecida sobre la historia de Rafael Trujillo, quien gobernó la República Dominicana entre el 1930 y 1961. La narrativa ha sido que fue un monstruo que le quitó la libertad a la gente, asesinaba a cualquiera que estaba en su contra, que ordenó matar a decenas de miles de haitianos debido a su xenofobia o racismo en 1937, que fue responsable del asesinato de las Hermanas Mirabal en 1960, o que ordenaba a liquidar quienes se negaban a darle las tierras que él quería, entre otras cosas. No obstante, recientemente varios anti-trujillistas militantes del movimiento 14 de junio, han dado testimonio implicando como responsable del asesinato de las Mirabal a Imbert Barreras. Hasta el último día de vida, Imbert negó la participación de la CIA en el asesinato, algo ya comprobado como una mentira.

Ver aqui testimonio militantes 14 de Junio:

https://www.diariolibre.com/actualidad/politica/refutan-declaraciones-de-fafa-taveras-de-que-montes-arache-saco-de-carcel-asesinos-de-hermanas-mirabal-EB25535265

Este investigador fue uno de los que al crecer en Dominicana escuchó y creyó todas estas cosas hasta que decidí investigar los archivos desclasificados. Una cosa me llamó la atención. ¿Por qué si Trujillo era un monstruo, más de la mitad de los dominicanos, según muchas encuestas, desearían volver a tener a alguien como Trujillo o hasta el mismo Trujillo? Esto contradice el sentido común a menos que se llegue a la conclusión de que los dominicanos son masoquistas. Uno nunca imaginaría a los alemanes deseando que Hitler volviera a gobernar.

Resulta que, a fines de la década de los 1950, los intelectuales de Washington que tenían una ideología liberal decidieron que había llegado el momento de que los líderes y dictadores de derecha abandonaran la escena en América Latina, y que un cambio hacia las “democracias social” que eran de centro- izquierda eran necesarias. Se necesitaba inclinarse hacia la izquierda. Con esta decisión vinieron estrategias implementadas por el departamento de estado y la CIA para asegurar que este fuera el resultado.


Fue esta decisión la que empujó a Castro a tomar el mando de Cuba cuando obtuvo apoyo para su revolución de Washington. Para ese entonces estos funcionarios de tendencia liberal pensaban que Castro implementaría una Democracia Social en Cuba. Un gran error del que pronto se arrepintieron.

Una vez que Washington se dio cuenta del error que habían cometido, se decidió que Castro tambien tenía que irse. Sin embargo, para obtener el apoyo de los líderes de la izquierda latinoamericana como Rómulo Betancourt en Venezuela, Muñoz en Puerto Rico y José Figures en Costa Rica, (todos enemigos de Trujillo) Washington primero necesitaba deshacerse de Trujillo. Ese fue el trato hecho.

Los recientes documentos desclasificados demuestran claramente que para obtener apoyo para la destitución de Trujillo se necesitaba implementar una campaña de difamación. Esto incluye el sabotaje y la fabricación de eventos que serían desfavorables para la imagen de Trujillo, la infiltración de agentes de la CIA dentro del gobierno de Trujillo y dentro del notorio y temido SIM (la versión CIA de Trujillo), y el financiamiento de exiliados anti-Trujillo.

El resultado fue una campaña colectiva de sabotaje y propaganda antitrujillista que destruyó la imagen de Trujillo. Esto preparó la escena para su asesinato. El 30 de mayo de 1961, con el apoyo y orientación de la CIA y sus operativos locales en la RD, Trujillo fue asesinado. Washington, astuto como siempre, aseguró que el golpe parecería hecho por patriotas locales que estaban hartos de las atrocidades de Trujillo. Esa fue la narrativa aceptada. Los supuestos hombres involucrados pasaron de ser trujillistas leales durante décadas a héroes nacionales de la noche a la mañana. Sin embargo, documentos desclasificados recientes indican que el asesinato fue realizado por agentes de la CIA y que Washington hizo todo lo posible para destruir cualquier documento que los implicara directamente.

Después del asesinato, los Trujillos fueron expulsados ​​del país. Una decisión ordenada directamente desde la administración de JFK y los mismos funcionarios liberales en el departamento de estado al entonces presidente Balaguer. De manera similar, Washington ordenó a Balaguer que librara al país de cualquier influencia Trujillista. Ademas, se emitieron ordenes desde washington que crearon un clima donde para ser aceptado en la sociedad post-Trujillo, se debía desarrollar y públicamente manifestar una tendencia anti-trujillista. Esto explica el porque se mantuvo un narrativo lleno de parcialidad por seis décadas. Como resultado se aprobaron leyes que prohibían a los dominicanos hablar favorablemente de Trujillo y su gobierno.

Además, al Partido Dominicano, cuyo era el partido político de Trujillo, se le prohibió presentarse a las elecciones del 1962. Documentos recientes descubiertos afirman que Balaguer y los funcionarios del departamento de estado concluyeron que si se hubiera permitido que el partido dominicano se presentara en las elecciones del 1962, habría ganado de forma aplastante. Sin embargo, Washington ya había tomado la decisión de que ganaría el liberal demócrata Juan Bosch y el PRD, que según varios documentos, Bosch obtuvo decenas de miles de votos más que los votantes registrados. Tanto para deshacerse de una dictadura solo para imponer métodos dictatoriales para asegurar una victoria para el elegido por Washington: Bosch.

En conclusión, esta es una narrativa muy básica de los hechos descubiertos en el proceso de investigación que en su mayoría han sido suprimidos durante décadas. A medida que pasa el tiempo y se desclasifican más documentos, parece que muchos de los viejos narrativos de Trujillo han sido exagerados o fabricados por la oposición anti-Trujillista, los comunistas o los liberales en Washington, los mismos que desde el 2016 ejecutaron una feroz campańa de descrédito contra el Presidente Donald Trump. Irónicamente a pesar de estos hechos, 60 años después los dominicanos siguen con hambre de conocer la verdad sobre los 31 años de Trujillo y su asesinato.
Solo el tiempo dirá lo que realmente sucedió.

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