Estas cartas son pruebas contundentes de la intención humanitaria de Trujillo darles refugio a los judíos en Sosua, y de su deseo en utilizar sus técnicas para el desarrollo del país en el campo agrícola y progresar la economía dominicana. Muy contrario al narrativo creado como propaganda anti-trujillista luego de su asesinato que aclama que Trujillo acepto judíos para “blanquear la raza”. Aún estamos esperando las pruebas de tal alegación ya que en los cientos de documentos que hemos investigados en los archivos de los Judíos, no hay un solo dato que indique que Trujillo los acepto para mejorar su imagen luego del acto del 1937 donde murieron cientos de Haitianos o para “blanquear la Raza”. Retamos a los historiadores a que demuestren tal prueba!
La primera carta escrita en el 1940, en parte dice:
“Su Excelencia, el Generalísimo Rafael L. Trujillo
Mí querido Generalísimo:
Acabando de regresar a Sans Souci, deseo completar de inmediato mi telegrama de ayer en el que me esforcé por expresar mi profundo aprecio por su generosidad. Es imposible para mí encontrar palabras adecuadas para expresar la admiración que todos sentimos por la belleza de Sosua o nuestra apreciación de la hospitalidad que nos mostró. Apenas habíamos salido de Sosua cuando tu mensajero especial me entregó tu carta del 20 de enero en la que generosamente ofreces un regalo de Sosúa para el beneficio de los colonos. Incluso en el tranquilo después del pensamiento, todavía me faltan palabras adecuadamente para expresar las emociones que su carta evocó en todos nosotros.
En el almuerzo de Sosua, después de hacer un brindis a su nombre, la conversación volvió al tema de los hombres de acción, cuando recibió su carta, le señalé que usted, mi querido generalísimo, había probado noblemente por este don que usted es el primer Hombre de acción en nuestros esfuerzos conjuntos para hacer de este proyecto un éxito notable. La ocupación primaria de los colonos en su país será en la agricultura o en las actividades relacionadas con ella. El Dr. Rosen ha expresado gran interés y una creencia en las posibilidades del desarrollo de nuevos activos importantes a su país desarrolladas de su vida vegetal. Usted se ha referido a las plantas fibrosas, que, a través de la investigación, podrían convertirse en activos económicos. Algunas de sus plantas nativas podrían también, a través de la investigación, ser capaces de producir activos valiosos en forma de aceites, materiales medicinales, fibras, alimentos, etc. Estoy consciente, a través de discusiones tanto con usted como con su Secretario de Agricultura que tales asuntos Ocupan profundamente su mente y que ya se están haciendo estudios para ese fin bajo su dirección.
Con el fin modesto de ayudar en estas investigaciones, espero que me conceda el privilegio de recomendar A los Directores de la Asociación de Asentamientos de la República Dominicana en mi regreso a Nueva York como su primer gasto, un regalo a su Universidad de un fondo para una beca de tres años para dedicarse a la investigación agrícola con respecto a la vida vegetal en su país. Sería un gran placer que usted consintiera en tener una beca de investigación como la Beca Trujillo para la Investigación Agrícola.
Mis colegas y yo hemos observado con gran interés su sugerencia para la creación de una institución bancaria agrícola en relación con las actividades futuras de los colonos. Esperamos una oportunidad para explorar este asunto más adelante con usted para que en nuestro regreso a Nueva York podamos presentar sus planes para la consideración de nuestros colegas. Con nuevas expresiones de aprecio y estima, créanme.
Fielmente tuyo,
JAMES N. ROSENBERG”
Además, esta otra carta escrita en el 1958 por James Rosenberg es una prueba más de que el interés de Trujillo en tomar refugiados judíos se basaba en su percepción de que los judíos ayudarían a avanzar el progreso de la República Dominicana. En ninguna parte de esta extensa carta del 1958 se menciona nada con respecto al “blanqueamiento de la raza”.
“La historia de República Dominicana
Cuando el Sr. Taylor regresó de la reunión de Evian, se dirigió a Paul Baerwald o a alguien del JDC y dijo: “Aquí está este pequeño país que está dispuesto a abrir sus puertas a los refugiados. Esto fue encargado a Rosen y a mí. Me reuní con Trujillo en el Hotel Plaza de Nueva York. “Vamos a tomar 100.000 refugiados”, dijo Trujillo, “Sabemos que ellos son personas capaces, y las necesitamos”. En 1930, bajé a la República Dominicana. Yo estaba acompañado por Robert Pell, Secretario de Estado Adjunto; Negociamos un contrato con la República Dominicana.”
Fuente de cartas:
Archivos del JDC.ORG
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